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viernes, 31 de enero de 2014

Extraños Auspicios para el Catolicismo

El pasado domingo, dos palomas blancas, símbolo de la paz para el Vaticano, fueron atacadas por dos aves nada más ser liberadas por dos niños que estaban, junto al Papa, en el balcón vaticano. Se da la circunstancia de que el Papa acababa de soltarlas, como gesto de paz, cuando acababa de pedir por la paz en Ukrania.

Había miles de personas en la Plaza de San Pedro cuando esto sucedió. Ante las atónitas miradas de la gente aparecieron un cuervo negro y una gaviota y se dirigieron, en picado, a por ambas palomas nadas más ser éstas liberadas. Una de las palomas se las arregló para liberarse de la gaviota pero el cuervo picoteaba salvajemente a la otra paloma. Se desconoce el destino de ambas, pues el peculiar grupo se alejaba volando a gran velocidad, pero suponemos que no salieron bien paradas.



El último domingo de enero es tradición que el Vaticano haga eventos públicos relacionados con peticiones de paz para el mundo. Esta tradición la comenzó Juan Pablo II en el año 2005. Es muy curioso que el año pasado, prácticamente por las mismas fechas, una paloma fuese atacada por una gaviota nada más ser puesta en libertad en las mismas circunstancias.

Recordemos que la paloma es el símbolo de Ishtar desde hace más de cuatro mil años. Representa a la prostituta de Babilonia, diosa babilónica del amor y de la guerra, símbolo de muerte y destrucción, exactamente lo contrario a lo que la Hermandad nos cuenta. Por el contrario, el cuervo, animal que la tradición nos dice que representa a los malos augurios y a las artes oscuras, es el pájaro que entrega el conocimiento al hombre, símbolo de inteligencia, sabiduría oculta y magia siendo para numerosas culturas, como por ejemplo la de los Inuit, el ave creadora del mundo.




Estos signos parecen simbolizar que algo ocurre dentro de la Iglesia o esa es la lectura que muchas personas se hacen cuando determinados acontecimientos más allá de la casualidad quizá estén transmitiéndonos un mensaje.

En 2010, en las Jornadas Mundiales de la Juventud, tuvo lugar una tormenta terrible. En Madrid llevaba meses sin llover y quiso la “casualidad” que la tarde en la que el Papa Benedicto XVI celebraba la Misa de Cuatro Vientos cayeran unos rayos espectaculares sobre la zona. Tal fue la fuerza de los elementos que no se pudo dar la comunión a los asistentes, siendo la primera vez que algo así ocurría. Siete personas resultaron heridas.


Justo el mismo día en que el Papa Benedicto XVI renunciaba al papado, un enorme rayo caía sobre la cúpula de la basílica de San Pedro.


Hace poco tiempo pudimos ver en la prensa que otro rayo caía sobre la mano del Cristo Redentor, en la cima del cerro del Corcovado, en Río de Janeiro, dañándose tanto la cabeza como la mano derecha de esta estatua colosal.


Como decía la propia Iglesia en sus textos sagrados hay que saber leer las señales y parece que estas señales no reflejan buenos auspicios para el futuro de esta institución religiosa que durante tantos años ha sumido en la Matrix al ser humano.



Fuente: Mundodesconocido.es

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