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lunes, 16 de septiembre de 2013

Los Gigantes de la antigüedad.




Las leyendas de gigantes estan presentes en todas las culturas del planeta. Se pueden encontrar en gran numero de  historias mitológicos del viejo mundo: griegos, nórdicos, germánicos, hindúes, indoeuropeos, y también en el nuevo mundo como en las tradiciones de los mayas, de los aztecas y de los incas; así como en casi todos los libros sagrados de la antigüedad: el Lebhar Gabhale (libro de las invasiones) irlandés, el Ramayana hindú y hasta en la Biblia.La búsqueda de la verdad nos lleva hasta tiempos remotos, donde las antiguas leyendas tradicionales dibujaban estos seres divinos y heroicos como auténticos. Durante los años setenta aparecieron numerosas obras de investigación por los enigmas del pasado. Uno de aquellos trabajos se titulaba Los gigantes y su origen. El autor era el reputado escritor francés Louis Charpentier, quien citaba tradiciones, mitos y leyendas sobre los que sostenía la existencia de una raza de gigantes que pobló la Tierra en el pasado y cuyo legado quedó reflejado en megalitos y construcciones ciclópeas. Investigaciones efectuadas por genetistas han concluido que las sagas y narraciones tradicionales de muchos pueblos y culturas, en las que se citan la existencia de gigantes, poseían un trasfondo de realidad.
Los escasos conocimientos científicos que poseían aquellas gentes no les permitían saber el porqué de dicha anormalidad; por ello estos seres pasaron al mundo de la mitología y al de la leyenda. Algunas hipótesis sugieren que estos seres llegaron del espacio exterior. Los sumerios escribieron su historia en tablillas o placas de arcilla que quedaron olvidadas en un museo de Berlín.Son escasas las personas que han logrado descifrar aquel lenguaje, pero parece ser que una de las que lo han conseguido es el conocido autor Zecharia Sitchin. En su trabajo The Cosmic Code dice textualmente lo siguiente: “Los textos y las imágenes que nos dejaron los sumerios hace unos 6.000 años muestran y hablan de un pueblo que vino del planeta que ellos llaman Nibiru, y muchas de las imágenes los presentan mucho más altos, como mínimo un tercio más que las personas normales. Eran gigantes”. Que en el planeta habitaron gigantes lo demuestra el hallazgo de restos humanos de extraordinarias dimensiones en la India, Tíbet, China, Sudamérica, África… algunos con una edad aproximada de 45.000 años. Y no solamente huesos, sino también espadas, hachas, lanzas y otros instrumentos como picos de tal envergadura que para poder usarlos habría que tener una estatura de, por lo menos, ¡tres metros! la Biblia informa que en la tierra los gigantes existieron. Cada vez más científicos corroboran que las cosas más descabelladas escritas en la Biblia son ciertas. Leyendo el Génesis (6,4) no hay duda, que antes del Diluvio hubo muchos gigantes y que éstos estuvieron conviviendo con los otros hombres del mundo. La Biblia los llama Nefilim, que significa gigantes en hebreo: allí hubo gigantes, varones muy nombrados, que desde los principios fueron fuertes y grandes guerreros. Theodoreto, contradiciendo a los que niegan no haber sido los gigantes mayores que los otros hombres del mundo, dice en una cuestión que hizo contra ellos: pero yo, cuando oigo la divina escritura, que dice: que Enach, gigante, nació de gigantes; y que el lecho y cama del rey Og, que era de hierro y de nueve codos en largo y de ancho cuatro; y cuando oigo a los exploradores de Jesu que cuentan que los hebreos que iban entrando a la tierra de promisión eran langostas, en comparación de los gigantes que moraban la tierra; y a Dios, que dice: entregué a Amorreo, cuya altura y grandeza era del tamaño de un cedro y sus fuerzas las de un roble, pienso haber algunos muy grandes hombres, dispensando en su naturaleza y grandeza, el sapientísimo Dios, para que los que le conocen omnipotente en la creación, echen también de ver cómo lo muestra en hacer unos hombres mayores que otros.Beroso Anniano, en el principio de su historia dice: que halló escrito que en aquellos primeros siglos del mundo, antes del general anegamiento de los hombres, había una ciudad junto al monte Líbano llamada Henos, que era de gigantes que se enseñoreaban de toda la tierra, desde oriente a poniente; y luego dice muchas cualidades de estas gentes muy proprias de gente poderosa, fuerte y atrevida; de manera que por lo dicho queda probado haberlos habido en el mundo, no en pequeño, sino en muy cuantioso número. Pues que los había habido después del Diluvio pruébase con que Og, rey, lo fue de Basan (como se lee en el Deuteronomio) y los hubo en Hebrón, ciudad de Judea y en Tani, ciudad de Egipto, como se refiere en el mismo lugar. En tiempo de Abraham hubo también gigantes, los cuales destruyó Amtaphel, corno parece luego en el capítulo catorce; aunque no fueron muchos después del Diluvio, como lo fueron antes como parece que en tiempo de Moisén, sólo Og resistía su entrada en la tierra prornetida; y en Hebrón fueron sólo tres de la casta de Enach. En Egipto, Tifón, hermano de Osiris, es recordado como un gigante.....
Sobre la mitología germana, no podemos dejar de mencionar, por ejemplo, los conocidos episodios ocurridos entre el gigante Thrym y el dios Thor, cuando el primero se apodera del martillo Mjolnir, o Mimir, el gigante consejero de la máxima divinidad Odín.En la bella epopeya sumeria de Gilgamesh, concretamente en la primera tabla, se nos presenta el héroe como un semidiós de cinco brazas de alto y nueve palmos de ancho, es decir, unos cinco metros y medio por dos metros.La leyenda de Melu en Oceanía o la de Litaclane entre las tribus de África sudoriental, u Ocun adorado en África central como introductor del hierro entre los hombres, no escapan a la regla general.También el incansable Herodoto nos habla de gigantes en sus “Historias” al mencionar el hallazgo, en Tegea, una antigua ciudad de la Arcadia, de un sarcófago de siete codos de longitud (aproximadamente 3,10 metros) cuyo interior contenía un cuerpo de idéntico tamaño.Purusa es el nombre del “gigante primario, el varón cósmico de cuyo sacrificio ritual surgió el mundo”, según lo describe un himno del Rig-Veda.P’an Ku es recordado en China no sólo como el “gran creador” sino también como un gigante. Asimismo en Japón, colosos como Soki o los guardianes de las puertas celestiales, conocidos como Nyo, han sido representados en numerosos templos.En Europa septentrional es conocida la leyenda del gigante Ogro y su poca agradable costumbre de alimentarse con carne humana.La historia de los pueblos americanos no es ajena a la cuestión y recoge datos de su existencia. Tal es el caso de los aztecas, quienes en el llamado “Segundo Periodo del Mundo” relatan:“En aquella época vivían gigantes. Los antiguos hablaban de su pasado…Tezcatlipoca se convirtió gracias a su divinidad en Sol, y todos los demás dioses crearon a los gigantes, que eran hombres de gran altura y fuerza, que podían arrancar a los árboles de cuajo”.A su vez, el Popol-Vuh, libro sagrado de los mayas-quichés, nos dice que en los tres periodos, entre los diluvios, hubo gigantes. Asimismo, en el “Manuscrito mexicano de Pedro de los Ríos” leemos:“Antes del diluvio, que se produjo 4.008 años después de la creación del mundo, la tierra de Anahuac estaba habitada por los tzocuillixecos, seres gigantescos, uno de los cuales tenía por nombre Xelua…”Por su parte, el cronista Bernal Díaz del Castillo, integrante de la nefasta incursión de Hernán Cortés, fue informado por los sabios indígenas que en otro tiempo habían existido hombres de elevada estatura y muy malvados, que fueron muertos en gran número. Como prueba, se dice, entregaron a Cortés un fémur que igualaba en altura a un hombre de talla normal, el cual el conquistador envió a su rey. Cabe destacar la opinión vertida por el Dr. L. Burkhalter cuando siendo delegado de la Sociedad Prehistórica Francesa, en un ensayo publicado en 1950 en la “Revue du Museè de Beyrouth” afirmó: “Queremos dejar bien claro que la existencia de razas humanas gigantescas en la época acheuliana (fase de la Edad de Piedra que ocupaba la mayor parte de la época glaciar) debe ser admitida como un hecho científicamente probado”.

Que en el planeta habitaron gigantes lo demuestra el hallazgo de restos humanos de extraordinarias dimensiones en la India, Tibet, China, Sudamérica, África ... algunos con una edad aproximada de 45,000 años. Y no solamente huesos, sino también espadas, hachas, lanzas y otros instrumentos como picos de tal envergadura que para poder usarlos habría que tener una estatura de, por lo menos, tres metros. Pero veamos algunos ejemplos:En una gruta de Atyueca, cerca de Mangliss (antigua Unión Soviética), se encontraron esqueletos de hombres que medían entre 2.80 y 3 metros. Éstos presentaban seis dedos en sus extremidades. Otros hallazgos científicamente admitidos son el gigante de Java (sur de China) y el gigante de China meridional. El primero con una antigüedad de medio millón de años y el segundo también con seis dedos en sus extremidades.


En Chenini (Túnez) se encontraron restos de tumbas de gigantes con esqueletos que medían más de tres metros. Transval (Sudáfrica) es otro ejemplo similar al anterior.Más recientemente, en Marruecos, se han hallado en una cueva de la región de Nador, en el norte del país, restos de tres esqueletos de niños pertenecientes a una raza desconocida de gigantes. Se trata de una zona próxima a las míticas columnas de Hércules, considerada patria del bíblico gigante Goliat. El gigante más grande hallado hasta el momento tenía un esqueleto de 5.18 metros de alto, y fue desenterrado en 1956 en Gargayan, Filipinas. Cada uno de sus dientes incisivos, tenía cinco centímetros de ancho por quince de largo. Se estima que en vida, este hombre pudo haber alcanzado los 5.40 metros.Aparte de leyendas (que por cierto abundan), herramientas y huesos de gigantes, hay otro factor que los partidarios de la teoría de las tres razas proponen como argumento válido de la existencia de gigantes; los monumentos megalíticos de tamaños descomunales que pueden encontrarse erigidos en casi todos los continentes de la Tierra. Si tomamos en cuenta que en la actualidad no existen medios para mover rocas de magnitudes como las que conforman las pirámides de Egipto, el Stonehenge o los moai de la isla de Pascua, en Chile, podemos empezar a caer en una escalofriante incertidumbre. Es verdad que algunas de estas enormes rocas podrían moverse mediante la maquinaria que hemos logrado desarrollar en estos tiempos, pero ... ¿cómo lo lograron antiguos humanos? Tal vez en la existencia de esta raza de Goliat puede encontrarse la respuesta.Pero aceptar el hecho de que los humanos modernos hayan coexistido hasta hace muy poco tiempo con pares enanos y gigantes significaría derrumbar una cantidad de teorías arraigadas y comenzar de cero. De hecho, las pruebas existen, pero al parecer aún no hay un gran número de científicos dedicados a estudiarlas. La historia parece haber mostrado una y otra vez a mitos populares encerrar una gran realidad, pero la pseudociencia de la parcialidad aún persiste. En conclusión, las leyendas de gigantes que se narran en el folclore de prácticamente todas las etnias del mundo han trascendido a pruebas veraces de su existencia.

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