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viernes, 4 de octubre de 2013

EL ESCAPE DE ADOLFO HITLER


Refugiándose en Argentina

Casi todos creen que Adolfo Hitler se suicidó en un refugio cuando, una vez que Berlín fue tomado por las tropas soviéticas en 1945, ya nada se podía hacer, porque no había modo de escapar, de resistir, y peor aún de ganar la guerra. Pese a que supuestamente encontraron su cadáver, Stalin dijo que Hitler había escapado, y nuevas evidencias sugieren que se refugió, vivió y murió en la provincia argentina de Córdoba...


En abril de 1945, Hitler era el hombre más buscado de Europa, pero en la confusión de la guerra era difícil conseguir evidencias. La desaparición del dictador atrajo el interés de científicos, historiadores y espías de USA, la URSS e Inglaterra. De hecho, el FBI recibió información de que Hitler había huido de Alemania, de que estaba en Argentina, o bien en uno entre varios lugares de USA, o de otra parte del mundo. Por ello, donde tenía jurisdicciones, el FBI hizo averiguaciones para ver si las afirmaciones sobre Hitler eran ciertas; entre esos lugares, estaban muchos países de Sudamérica, incluyendo Argentina. Pero viajemos un poco en el tiempo, para ver más o menos cómo se desarrollaron los hechos:
Hitler estaba acostumbrado a eludir la muerte. En 1944 unos oficiales alemanes intentaron asesinarlo colocando una bomba en la llamada Guarida del Lobo: en el atentado, cuatro hombres que estaban cerca murieron, pero Hitler resultó ileso. Desde ese complot, Hitler se mantuvo apartado, escondido en refugios, la información sobre él empezó a escasear, y entre las suposiciones estaba la idea de que tenía uno o más dobles. Según se sabe, los últimos alemanes que lo vieron al aire libre, fueron miembros de las juventudes hitlerianas.


Muchos de los seguidores de Hitler intentaron escapar: unos sin suerte, como Himmler (comandante de las SS), quien fue atrapado vestido de soldado raso; otros tuvieron mejor fortuna, como Heinrich Müller (jefe de la Gestapo), quien jamás fue capturado. Como puede entreverse, en aquellos tiempos desesperados, el escape era la opción más aceptada entre los líderes nazis y, según se sabe, en los refugios de la Cancillería, muchos intentaron convencer a Hitler de que escapara antes de que fuera demasiado tarde.
En cuanto a las vías de escape posibles, al menos en un inicio estaba el aire, y así se podía huir en avión, ya que los soviéticos todavía no tomaban suficiente territorio alemán como para volver imposible un escape aéreo por ciertas rutas; y, además, los nazis habían capturado aviones ingleses precisamente para escapar en ellos sin ser detectados. De hecho, se tenían dos aviones (con capacidad de volar 18000km sin reabastecerse) guardados al norte de Berlín, ya que en efecto, según testimonios nazis, existía el plan de sacar a Hitler por aire, en plena toma soviética de Berlín...

Sin embargo los soviéticos complicarían las cosas, al punto de que Stalin había creado unidades de contra-inteligencia (el departamento al que pertenecían era el SMERSH) entre cuyos objetivos estaba encontrar a Hitler vivo. Pero las evidencias no aparecían, y la primera información importante llegó directamente al comandante soviético Stukov, a través de un mensaje proveniente del supuesto refugio de Hitler: allí, se le informaba que Hitler se había suicidado el 30 de abril de aquel 1945. Sin embargo, apenas unas horas después de que el mensaje llegara a Stukov, las emisoras alemanas empezaron a difundir la versión de que Hitler había muerto en combate, liderando a las tropas alemanas. Lo que en verdad ocurrió no estaba claro, y entre los Aliados surgió miedo y paranoia en torno a la posibilidad de que todo fuese un montaje y Hitler en realidad hubiese escapado. El cadáver no aparecía, y sin éste, era casi imposible afirmar con certeza la muerte de Hitler. La tarea recaía entonces principalmente en manos de los soviéticos, quienes tomaron los edificios estatales de Berlín el 2 de mayo de 1945. Posteriormente, cuando ingresaron a los cuarteles de la ya caída cúpula militar alemana, agentes soviéticos, especialmente asignados para encontrar a Hitler vivo o muerto, hallaron lo que parecía ser el cadáver de Hitler. Para eliminar sospechas, los soviéticos trajeron a alemanes capturados, pero solo uno de ellos creyó que en realidad era el cadáver de Hitler, pese a que el cuerpo inerte tenía el mismo peinado, el mismo bigote característico y facciones como las de Hitler. Posteriormente, en el refugio de Hitler, que fue el mismo lugar donde encontraron los cadáveres de los Goebbels (de Joseph Goebbels y su familia), se hallaron dos cadáveres, uno femenino y otro masculino: los rostros eran irreconocibles, y la autopsia se realizó en malas condiciones y con elementos incompletos, por lo que determinaron que la dentadura era el único medio para saber si el cadáver era de Hitler, y entonces hicieron una búsqueda hasta dar con dos miembros del equipo de odontólogos de Hitler. Los dentistas conocían muy bien la dentadura del dictador, y realizaron de memoria un esbozo de la misma, sin antes haber visto la dentadura del supuesto cadáver del líder nazi: entonces, ya que los dibujos y la dentadura coincidían, lo esperable hubiese sido que pensaran que Hitler había muerto; pero, poco después, Stalin le dijo al presidente Truman que Hitler había escapado a Argentina.

Presumiblemente Stalin afirmó aquello para afectar la moral de los occidentales tras la guerra, aunque se piensa que en realidad sí tenía dudas sobre si el segundo cadáver encontrado era en realidad el de Hitler. Las dudas de Stalin se transmitieron con gran fuerza a los estadounidenses; y así, por ejemplo, los cuestionamientos del general Heisenhower sobre la muerte de Hitler, salieron en varios diarios americanos. En medio de aquel contexto lleno de inquietudes, ese mismo 1945 los soviéticos llegaron a acusar a los británicos de haber asilado a Hitler y a su amante, Eva Brown (de quien se pensó que era el cadáver que estaba junto al segundo cadáver que se asoció con Hitler). Quitarse esa acusación de encima era difícil en base a investigaciones, ya que los soviéticos habían sacado muchos elementos del refugio de Hitler y se habían quedado con casi todos los prisioneros nazis capaces de dar un testimonio importante. En tal situación, los ingleses interrogaron al chofer personal de Hitler, y según el testimonio de éste y otros elementos de juicio, dieron como versión oficial que Hitler se había suicidado, aunque no existían huellas de bala en el refugio ni nada concreto que pudiese probarlo, de modo que los soviéticos continuaron insistiendo en que Hitler vivía.

La siguiente etapa importante del asunto, vino cuando en Estados Unidos empezaron a surgir reportes de gente que decía haber visto a Hitler: estos variaban en cantidad de detalles, y algunos eran simplemente bromas. Ante tal situación, el FBI asignó 1000 agentes al proyecto de búsqueda de Hitler en base a los informes, y los documentos redactados fueron aproximadamente unos 1200. Paralelamente, sectores sensacionalistas de la Prensa, como la Police Gazzette, comenzaron a sacar segmentos que se renovaban periódicamente, dentro de los cuales se ofrecía información sobre avistamientos y supuestos paraderos de Hitler, aunque generalmente todo esto no era de ayuda alguna para las investigaciones del FBI.

Ahora, y mientras los norteamericanos se esforzaban por saber qué había pasado con Hitler, los soviéticos no habían vuelto a examinar ni una vez el supuesto cadáver de Hitler, aunque lo más sospechoso de todo fue que lo enterraron en secreto, en un bosquecillo... Todo, según se supo décadas después por testimonios aislados, era parte de la llamada "Operación Mito" de la KGB y el SMERSH. Dicha operación tenía el objetivo de hacer creer a Occidente que Hitler no se había suicidado y estaba vivo, aunque el entierro del cadáver no significaba que los agentes soviéticos creyeran que ese era el cadáver de Hitler y que por tanto aquel estaba muerto. Simplemente Stalin deseaba tener un elemento para desacreditar a regímenes occidentales que tachaba de "fascistas", particularmente el de Franco en España y el del general Perón en Argentina, a los cuales Stalin calificaba de "dictadores reaccionarios semi nazis".
Independientemente del trasfondo político, era evidente que Stalin tenía en gran parte razón al sospechar de aquellos regímenes, y Argentina lo mostraba claramente ya que, con el paso del tiempo, se sabría que allí se refugiaron unos 300 criminales de guerra nazis con procesos judiciales en su contra, y varios miles contando a los nazis que, sin tener procesos judiciales pendientes, eran meros sospechosos de crímenes de guerra. Dentro de todo este escenario, la hipótesis dominante era que los dos cadáveres (el masculino y el femenino) encontrados por los soviéticos en el refugio de Hitler, eran en realidad los cadáveres de dobles de Hitler y Eva Brown, y que la pareja había escapado en avión a Noruega para, desde allí, ir en submarino hasta América Latina.

Los submarinos en Argentina:

El historiador sudamericano Carlos de Nápoli, afirma que el 22 de mayo de 1945, el jefe del Estado Mayor de la Armada argentina, Hector Vernengo Lima, emitió una comunicación confidencial al ministro de la Marina Argentina, Alberto Teissaire, en la que advertía que algunos submarinos alemanes atravesaban el Atlántico con dirección a Argentia. El 26 de junio, la jefatura de Policía de Buenos Aires registró que un submarino no identificado había sido reabastecido con gasolina por un velero en las costas argentinas, y que del submarino habían desembarcado un hombre y una mujer, quienes posteriormente fueron recibidos por un ciudadano alemán que los condujo a una casa en los alrededores. Todo esto aparece en un documento que el director del FBI, Edgar J. Hoover, recibió de un agente de contraespionaje en septiembre de 1944: dentro del informe, se sugería la posibilidad de que Hitler se hubiera refugiado en una casa del conde de Luxburg, relacionista público del espionaje nazi.


Los historiadores no dudan de que el submarino nazi, U-530, se entregó el 10 de julio de 1945 en Mar del Plata. Cuando los inventarios del sumergible fueron revisados, se descubrió que entre los equipos faltaba un bote de goma similar al encontrado en la playa de Necochea, en la cual habían desembarcado el hombre y la mujer que salieron del submarino cuyo reabastecimiento fue registrado por la Policía el 26 de junio...


El Hotel Edén:

Supuestamente, tras desembarcar en Argentina, Hitler y Eva Braun habrían ido a Córdoba, refugiándose inicialmente en el Hotel Edén (ubicado en la localidad de La Falda, dentro de la provincia de Córdoba), cuya dueña era amiga de Hitler desde hace mucho tiempo atrás. Esto se ve apoyado por reportes de Hitler atravesando el territorio argentino con rumbo a Córdoba,
De hecho, en 1995 el FBI desclasificó documentos de la investigación que habían realizado sobre el matrimonio de Walter e Ida Eichhorn, quienes fueron dueños del Hotel Córdoba. Entre esos documentos, había un informe fechado en Washington el 17 de septiembre de 1945, dentro del cual se revelaba que el matrimonio Eichhorn había ayudado a financiar el ascenso de Hitler al poder político, y que incluso la pareja ponía su hotel al servicio de éste, por si necesitaba escapar; citamos: ‹‹La siguiente información fue obtenida de la Sala de Guerra a través del OSS. La señora Eichhorn, reputable miembro de la sociedad argentina y propietaria de un spa hotel en La Falda hizo, en una fiesta íntima unas semanas atrás, la siguiente observación: a) Su familia había sido entusiasta partidaria de Hitler desde que fue fundado el partido nazi. b) Antes de que los nazis obtuvieran el poder, ella colocó íntegramente su cuenta bancaria (30.000 marcos) a disposición de Goebbels. c) Hitler nunca olvidó este acto y durante los años siguientes, cuando él estuvo en el poder, ellos (presumiblemente ella y su esposo) se hicieron amigos. Se hicieron tan unidos que solían vivir juntos en el mismo hotel en ocasión de su anual permanencia en Alemania en el Parteitag (la fiesta del Partido Nacionalsocialista). Ellos tenían permitido entrar en los cuartos privados del Führer todo el tiempo, sin ser anunciados previamente. d) Si el Führer tuviera en algún momento dificultades, él siempre encontraría un refugio seguro en La Falda, donde ellos ya tenían hechos los preparativos necesarios.››


Entre los testimonios que afirman el hecho de que Hitler escapó a Córdoba después de haber desembarcado en Argentina el año 1945, está el de Catalina, mujer que trabajó como camarera en el Hotel Edén. Ella cuenta que, en cierta noche de 1948, llegó un coche negro que trasladaba a un pasajero muy importante, aunque ella y los demás empleados no podían acercarse a los visitantes ni preguntar nada al respecto. Únicamente podían interactuar con el visitante en el marco de los servicios hoteleros, y dentro de un extraño parámetro que marcaba distancias con el misterioso huésped: "Usted, lo que vio, haga cuenta que no vio nada", le había dicho Ida Eichhorn a Catalina.

Posteriormente, Catalina dice que el enigmático visitante se hospedó en el tercer piso del hotel, el cual sospechosamente se volvió privado, ya que podía haber fiestas y todo en los demás pisos, pero en el tercero había silencio absoluto, y nadie podía poner un pie allí sin autorización. Además, Catalina dice que se le pidió reserva absoluta sobre el nuevo visitante, a ella y a otros empleados. Tanta era la reserva, que ella debía dejar la comida del huésped junto al pie de la puerta, sin abrirla. Nadie debía conocer el rostro del visitante, aunque Catalina terminó viéndolo y recuerda que era igual al rostro de Hitler que todos conocemos, pero sin bigote, y con "unos tres o cuatro pelos" que en verdad, según afirma, eran una peluca.

Pese a todas las precauciones, los agentes de la CIA ya estaban atrás del hipotético Hitler, pero cuando llegaron al hotel Edén, el supuesto Hitler ya no se encontraba. Recuerda Catalina sobre aquellos días: "Según lo poco que se hablaba por teléfono, él estaba en la Rioja, y después desapareció de acá"
Supuestamente, Hitler habría seguido viviendo en Argentina, teniendo allí dos hijas con Eva Braun, y muriendo en 1962, a los 73 años, para finalmente ser enterrado en un lugar de la Patagonia, según testimonios no verificados...






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