Refugiándose en Argentina
Casi todos creen que Adolfo Hitler se suicidó en un refugio cuando, una vez que Berlín fue tomado por las tropas soviéticas en 1945, ya nada se podía hacer, porque no había modo de escapar, de resistir, y peor aún de ganar la guerra. Pese a que supuestamente encontraron su cadáver, Stalin dijo que Hitler había escapado, y nuevas evidencias sugieren que se refugió, vivió y murió en la provincia argentina de Córdoba...
En abril de 1945, Hitler era el hombre más buscado de Europa, pero en la confusión de la guerra era difícil conseguir evidencias. La desaparición del dictador atrajo el interés de científicos, historiadores y espías de USA, la URSS e Inglaterra. De hecho, el FBI recibió información de que Hitler había huido de Alemania, de que estaba en Argentina, o bien en uno entre varios lugares de USA, o de otra parte del mundo. Por ello, donde tenía jurisdicciones, el FBI hizo averiguaciones para ver si las afirmaciones sobre Hitler eran ciertas; entre esos lugares, estaban muchos países de Sudamérica, incluyendo Argentina. Pero viajemos un poco en el tiempo, para ver más o menos cómo se desarrollaron los hechos:
Hitler estaba acostumbrado a eludir la muerte. En 1944 unos oficiales alemanes intentaron asesinarlo colocando una bomba en la llamada Guarida del Lobo: en el atentado, cuatro hombres que estaban cerca murieron, pero Hitler resultó ileso. Desde ese complot, Hitler se mantuvo apartado, escondido en refugios, la información sobre él empezó a escasear, y entre las suposiciones estaba la idea de que tenía uno o más dobles. Según se sabe, los últimos alemanes que lo vieron al aire libre, fueron miembros de las juventudes hitlerianas.
Muchos de los seguidores de Hitler intentaron escapar: unos sin suerte, como Himmler (comandante de las SS), quien fue atrapado vestido de soldado raso; otros tuvieron mejor fortuna, como Heinrich Müller (jefe de la Gestapo), quien jamás fue capturado. Como puede entreverse, en aquellos tiempos desesperados, el escape era la opción más aceptada entre los líderes nazis y, según se sabe, en los refugios de la Cancillería, muchos intentaron convencer a Hitler de que escapara antes de que fuera demasiado tarde.
En cuanto a las vías de escape posibles, al menos en un inicio estaba el aire, y así se podía huir en avión, ya que los soviéticos todavía no tomaban suficiente territorio alemán como para volver imposible un escape aéreo por ciertas rutas; y, además, los nazis habían capturado aviones ingleses precisamente para escapar en ellos sin ser detectados. De hecho, se tenían dos aviones (con capacidad de volar 18000km sin reabastecerse) guardados al norte de Berlín, ya que en efecto, según testimonios nazis, existía el plan de sacar a Hitler por aire, en plena toma soviética de Berlín...


Ahora, y mientras los norteamericanos se esforzaban por saber qué había pasado con Hitler, los soviéticos no habían vuelto a examinar ni una vez el supuesto cadáver de Hitler, aunque lo más sospechoso de todo fue que lo enterraron en secreto, en un bosquecillo... Todo, según se supo décadas después por testimonios aislados, era parte de la llamada "Operación Mito" de la KGB y el SMERSH. Dicha operación tenía el objetivo de hacer creer a Occidente que Hitler no se había suicidado y estaba vivo, aunque el entierro del cadáver no significaba que los agentes soviéticos creyeran que ese era el cadáver de Hitler y que por tanto aquel estaba muerto. Simplemente Stalin deseaba tener un elemento para desacreditar a regímenes occidentales que tachaba de "fascistas", particularmente el de Franco en España y el del general Perón en Argentina, a los cuales Stalin calificaba de "dictadores reaccionarios semi nazis".
Independientemente del trasfondo político, era evidente que Stalin tenía en gran parte razón al sospechar de aquellos regímenes, y Argentina lo mostraba claramente ya que, con el paso del tiempo, se sabría que allí se refugiaron unos 300 criminales de guerra nazis con procesos judiciales en su contra, y varios miles contando a los nazis que, sin tener procesos judiciales pendientes, eran meros sospechosos de crímenes de guerra. Dentro de todo este escenario, la hipótesis dominante era que los dos cadáveres (el masculino y el femenino) encontrados por los soviéticos en el refugio de Hitler, eran en realidad los cadáveres de dobles de Hitler y Eva Brown, y que la pareja había escapado en avión a Noruega para, desde allí, ir en submarino hasta América Latina.
Los submarinos en Argentina:
El historiador sudamericano Carlos de Nápoli, afirma que el 22 de mayo de 1945, el jefe del Estado Mayor de la Armada argentina, Hector Vernengo Lima, emitió una comunicación confidencial al ministro de la Marina Argentina, Alberto Teissaire, en la que advertía que algunos submarinos alemanes atravesaban el Atlántico con dirección a Argentia. El 26 de junio, la jefatura de Policía de Buenos Aires registró que un submarino no identificado había sido reabastecido con gasolina por un velero en las costas argentinas, y que del submarino habían desembarcado un hombre y una mujer, quienes posteriormente fueron recibidos por un ciudadano alemán que los condujo a una casa en los alrededores. Todo esto aparece en un documento que el director del FBI, Edgar J. Hoover, recibió de un agente de contraespionaje en septiembre de 1944: dentro del informe, se sugería la posibilidad de que Hitler se hubiera refugiado en una casa del conde de Luxburg, relacionista público del espionaje nazi.
Los historiadores no dudan de que el submarino nazi, U-530, se entregó el 10 de julio de 1945 en Mar del Plata. Cuando los inventarios del sumergible fueron revisados, se descubrió que entre los equipos faltaba un bote de goma similar al encontrado en la playa de Necochea, en la cual habían desembarcado el hombre y la mujer que salieron del submarino cuyo reabastecimiento fue registrado por la Policía el 26 de junio...
El Hotel Edén:
Supuestamente, tras desembarcar en Argentina, Hitler y Eva Braun habrían ido a Córdoba, refugiándose inicialmente en el Hotel Edén (ubicado en la localidad de La Falda, dentro de la provincia de Córdoba), cuya dueña era amiga de Hitler desde hace mucho tiempo atrás. Esto se ve apoyado por reportes de Hitler atravesando el territorio argentino con rumbo a Córdoba,
De hecho, en 1995 el FBI desclasificó documentos de la investigación que habían realizado sobre el matrimonio de Walter e Ida Eichhorn, quienes fueron dueños del Hotel Córdoba. Entre esos documentos, había un informe fechado en Washington el 17 de septiembre de 1945, dentro del cual se revelaba que el matrimonio Eichhorn había ayudado a financiar el ascenso de Hitler al poder político, y que incluso la pareja ponía su hotel al servicio de éste, por si necesitaba escapar; citamos: ‹‹La siguiente información fue obtenida de la Sala de Guerra a través del OSS. La señora Eichhorn, reputable miembro de la sociedad argentina y propietaria de un spa hotel en La Falda hizo, en una fiesta íntima unas semanas atrás, la siguiente observación: a) Su familia había sido entusiasta partidaria de Hitler desde que fue fundado el partido nazi. b) Antes de que los nazis obtuvieran el poder, ella colocó íntegramente su cuenta bancaria (30.000 marcos) a disposición de Goebbels. c) Hitler nunca olvidó este acto y durante los años siguientes, cuando él estuvo en el poder, ellos (presumiblemente ella y su esposo) se hicieron amigos. Se hicieron tan unidos que solían vivir juntos en el mismo hotel en ocasión de su anual permanencia en Alemania en el Parteitag (la fiesta del Partido Nacionalsocialista). Ellos tenían permitido entrar en los cuartos privados del Führer todo el tiempo, sin ser anunciados previamente. d) Si el Führer tuviera en algún momento dificultades, él siempre encontraría un refugio seguro en La Falda, donde ellos ya tenían hechos los preparativos necesarios.››
Entre los testimonios que afirman el hecho de que Hitler escapó a Córdoba después de haber desembarcado en Argentina el año 1945, está el de Catalina, mujer que trabajó como camarera en el Hotel Edén. Ella cuenta que, en cierta noche de 1948, llegó un coche negro que trasladaba a un pasajero muy importante, aunque ella y los demás empleados no podían acercarse a los visitantes ni preguntar nada al respecto. Únicamente podían interactuar con el visitante en el marco de los servicios hoteleros, y dentro de un extraño parámetro que marcaba distancias con el misterioso huésped: "Usted, lo que vio, haga cuenta que no vio nada", le había dicho Ida Eichhorn a Catalina.
Posteriormente, Catalina dice que el enigmático visitante se hospedó en el tercer piso del hotel, el cual sospechosamente se volvió privado, ya que podía haber fiestas y todo en los demás pisos, pero en el tercero había silencio absoluto, y nadie podía poner un pie allí sin autorización. Además, Catalina dice que se le pidió reserva absoluta sobre el nuevo visitante, a ella y a otros empleados. Tanta era la reserva, que ella debía dejar la comida del huésped junto al pie de la puerta, sin abrirla. Nadie debía conocer el rostro del visitante, aunque Catalina terminó viéndolo y recuerda que era igual al rostro de Hitler que todos conocemos, pero sin bigote, y con "unos tres o cuatro pelos" que en verdad, según afirma, eran una peluca.
Pese a todas las precauciones, los agentes de la CIA ya estaban atrás del hipotético Hitler, pero cuando llegaron al hotel Edén, el supuesto Hitler ya no se encontraba. Recuerda Catalina sobre aquellos días: "Según lo poco que se hablaba por teléfono, él estaba en la Rioja, y después desapareció de acá"
Supuestamente, Hitler habría seguido viviendo en Argentina, teniendo allí dos hijas con Eva Braun, y muriendo en 1962, a los 73 años, para finalmente ser enterrado en un lugar de la Patagonia, según testimonios no verificados...
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